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Viaje a las fuentes de los ríos aragoneses: Los arbas

Javier Barreiro

Es este uno de los capítulos de un libro, que ya no terminaré. A inales del siglo pasado

concebí la idea de escribir una obra con el título que aquí igura. Realicé, siempre provisto

de gratas compañías, unos cuantos itinerarios por las tres provincias del Reino, pero otros

encargos, compromisos o responsabilidades me desviaron del propósito inicial y, hoy,

la pigricia me ha hecho más sedentario. Sin contar con que la masiicación del turismo

desaconseja incrementar sus ilas

Pozo de Pigalo

Preparativos
caderas y bastante buen humor, es y barrancas que ante los legajos

Se levantan tarde en Luesia. artesana del barro y la cerámica de incordes1.

Tanto, que se ha de recurrir al re- Muel tiene en ella uno de sus más —Lucas, te presento a Florita.
medo de almuerzo para hacer que sólidos pilares.
Comenzar llenando el buche

alumbre la hora en que los mínimos —Florita, te presento a Asís.
no es lo más recomendable para

empresarios que regentan panadería Experto hollacaminos, de ta- el caminante. Pero no hay opción.
y carnicería abran el establecimien- lante pacienzudo pero abundante

to. Sus inmediatos ancestros, a estas sentido del humor y largos cono- 1 El adjetivo pertenece al primer poemario

horas, ya estarían ahítos de doblar el cimientos, Asís es camarada que de José Verón Gormaz, polifacético bilbi-
lomo. Vivimos mejor. ¡Viva la Vir- comparecerá más veces en estas litano, que tiene sus ocurrencias. Y ya que

gen de Luesia!
correrías. Viene acompañado de estamos entre poesías, en Luesia habitó, di-
dactizó y dio sobradas muestras de intensidad
Aprovecho para presentar a Lucas, pintoresco procurador de biográica Angel Guinda, fundador aquí de
mis acompañantes: Florita, de los tribunales, más acostumbra-
la colección Puyal, que dio a la luz versos de
hermosos ojos azules, rotundas
do a parapetarse entre trochas
muy dispares aedos.

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